lunes, agosto 21, 2006

Primero unas fantásticas minivacaciones en Rincón de la Victoria, luego ciertos días ajetreados... Dejémonos de excusas y volvamos a ContraTitular, que siempre es una caja de sorpresas.

Regreso en parte al antiguo formato del blog, con más texto y menos imagen. Es cierto que a algún(a) lector(a) le parecía muy acertado el nuevo estilo, pero algún allegado me ha hecho saber también que no siempre se conseguían leer los textos "encajados" en las portadas de ContraTitulares. A esto añado que, además, el trabajo de diseño disipaba en parte la tarea final que encomendé, con sus traspiés y sus pausas, a este blog. No obstante, alguna que otra vez me seguiré aventurando por las sendas del diseño amateur.

Dicho lo cual, vamos a lo importante. Hoy la razón lleva el siguiente titular en su portada:











Después de algunos años de experiencia como colaborador o trabajador de varias ONG, conozco perfectamente el primer grito que habrán proclamado hoy en algunas de sus sedes: "No se puede hablar a la ligera de avalancha, no se puede dar la sensación de invasión". Comprendo sus motivos, pero me permito dudar de la eficacia de ese grito. La mayoría de las organizaciones sociales con las que he tratado o a las que he estado vinculado pecan del mismo error: quieren jugar a ser periodistas, sin respetar las reglas de juego del oficio, que son pocas y llenas de trampas, pero existen. Y una de ellas, quizá la más sagrada, es que las redacciones quieren hechos, no opiniones. Y sus integrantes quieren fuentes de información, no educadores con un deje de soberbia lingüística. Mientras esto no se acepte, los titulares seguirán llenándose de vocablos como "llegada masiva", "avalancha" o quizá, quien sabe, "invasión".

Efectivamente, todos esos términos son perversiones de los hechos. Si se analiza la realidad migratoria de España, la entrada de inmigrantes vía cayucos -antes sólo se hablaba de pateras-, es reducida si se compara con la llegada de nuevos vecinos de Europa oriental o América Latina. Pero fuera de contexto, la llegada de cientos de subsaharianos con un color marcado de piel, hambrientos y deshidratados, cansados y sin más equipaje que su corazón y sus ropajes, son mucho más desestabilizadoras que las de cientos de pasajeros de habla eslava o acento sudamericano en la pretendida modernidad del aeropuerto de Madrid-Barajas. La causa de la emigración es la misma: la búsqueda de una vida mejor. La ceguera occidental la misma: el bloqueo a una esperanza legítima. De ahí que, sin contexto informativo, se cuelen palabras como "avalancha". Y lo que es peor, el complacido lector occidental, que vive orgasmos frente al televisor mientras canta "A por ellos", siente que un poquito de "a por ellos" empieza a tocar ya en el caso de los africanos, los latinoamericanos, los orientales...

A ello se suma, ahora sí, que abundan las firmas de opinión en los grandes medios de comunicación, que supuran un racismo más o menos contenido en sus artículos, columnas o tertulias. Muchos periodistas de carrera y oficio utilizan sus espacios privilegiados en prensa, radio, televisión u otros soportes para descargar sus iras, miedos o decepciones personales y políticas, con más o menos sutileza, contra el extranjero: el de fuera, el diferente. Es uno de los ejercicios diarios de inconsistencia informativa y falta de deontología profesional, de ausencia de rigor y de criterio. Y la portada, como en tantas ocasiones, es la excusa perfecta para filtrar ideología disfrazada de información.

Así pues, hoy cabrían alternativas como la siguiente:








Mientras, animo una vez más a las organizaciones sociales a que inviertan, de veras, en áreas de comunicación fuertes y profesionalizadas. A corto plazo, es caro. A medio y largo plazo, sale rentable. Mientras no lo hagan, perderán una y otra vez la batalla del lenguaje, la batalla de la imagen, la carrera de las ideas.

2 comentarios:

Sota dijo...

Ole.

Sin palabras m'ha dejao. Así que ole, ole y ole.

Anónimo dijo...

Como desde mi lejanía, no tengo ninguna razón para tenerle ningún respeto a La Razón, ya que siempre que me llega algún titular de este periódico, es pura demagogia.
Como el caso que ¿denuncias?, en mi opinión usan la palabra, avalancha, de forma pre-catastrofista, en un claro intento de mediatizar los magines predispuestos a ello y a los incautos intelectualmente desprevenidos.
Saludos