lunes, febrero 27, 2006

La medicina del pasado

Duele, pero cuando El País mete la pata, hay que reconocerlo. Y más si lo hace cayendo en la peor escuela de su rival más directo, El Mundo: llevar a portada un asunto del pasado que sirve para atacar de soslayo a un interés político contrario a la línea editorial del diario.

El CNI avisó meses antes del 11-M que
el jefe del comando preparaba un atentado
(El País)

¿De verdad puede creer alguien en su sano juicio que esa es la noticia más destacada a la que ha tenido acceso El País a lo largo del domingo? Nadie duda de la validez de la información, de su profundidad o de su importancia. Pero esa es más la portada de un domingo que la de un lunes. Es una investigación propia, sí, pero su ubicación en el titular principal no parece que responda a criterios de actualidad. Más bien de venganza: el PP nos pega un repaso el sábado, nosotros se lo pegamos el lunes. Mal periodismo. Estruendosa sutileza informativa.

Otro ejemplo de mal periodismo nos lo da hoy La Razón, que cae por enésima vez en la perversión de atribuir carga moral a las acciones de los personajes públicos.

Zapatero pide apoyo al PP pero
ignora la voz de las víctimas
(La Razón)

Es inevitable recordar las riadas de personas contra la guerra o contra la gestión del Prestige (también es inevitable que alguien me llame bobo solemne por recordarlo). Y para quien no se acuerde, ahí están las hemerotecas. Sólo en una ocasión La Razón se vio obligada a doblegarse ante la presión de la calle, el 16 de febrero de 2003, día después de la histórica manifestación. Entonces, su portada rezaba algo similar a España dice «no a la guerra». Días después, ya andaba a la greña con la guerra de cifras, porque se había exagerado al alza; justo lo contrario de lo que hoy acusan el PP y la AVT al Gobierno, tal como se puede leer en uno de los subtítulos de ABC:

El PP y la AVT exigen al
Gobierno que rectifique la cifra
de asistentes a la manifestación


Nunca estará de más recordar que la medicina del pasado sirve para el presente. A veces cura. Otras veces irrita más.

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