Brutal ContraRelato de la futuro oficial
Îbrahim se levantó de la cama y descorrió la cortina. El acto era reflejo, cultural, vacío de ningún significado. Al otro lado del viejo vidrio reforzado tan sólo le observaba la vieja capa de alquitrán, hollín y porquería, absolutamente negra y opaca. Pero abrir las ventanas (aunque fuese figuradamente, aunque nunca hubiese podido abrirlas, ni él, ni sus padres) era una de las cosas que se hacían por la mañana, al levantarse, como se habían hecho siempre.
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2 comentarios:
Uh... gracias por el link. No soy digno, no soy digno!
Por supuesto que lo eres. Por más que sea verdadera la máxima de "un blog no se lee, se escribe", lo eres.
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