jueves, octubre 05, 2006

Reducción al absurdo

Hacer noticia de lo que no es noticia es una de las formas de llenar la portada con el alimento suficiente como para ganar nuevos lectores o fidelizar los propios, según la estrategia de ventas del medio de comunicación. Se puede hacer noticias de muchos hechos aislados. Una de las discusiones más habituales con extraños a este oficio, e incluso con propios, es qué es noticia. Al igual que ocurre con la voz de esta profesión (periodista) existen múltiples definiciones, ya teóricas, ya de índole práctica. Una de las del segundo tipo sería que "noticia" es aquello que no es necesario fabricar. Una noticia fabricada, que no es noticia, debe hacerse pasar por tal, y por ello el método más habitual es hacerla pasar por investigación. El Mundo nos tiene acostumbrados. Hoy, La Razón, utiliza ese método:















El desarrollo de la información en páginas interiores, como casi siempre, conduce a otra realidad bien distinta: los partidos implicados en la futura mesa de partidos coinciden en no utilizar en público los presos de ETA como elemento de desestabilización. Por tanto: si no estamos de acuerdo en algo busquemos formas de acercar posturas en lugar de airearlas en público. Algo que, por cierto, ha pedido en muchas ocasiones el PP al Gobierno y a sus mal llamados "socios" en temas como el referendum para el tratado constitucional europeo o el Estatut de Catalunya. Es la lógica de reducción al absurdo: si no hay pacto, porque lo aireas; si no lo aireas, porque hay pacto. Sea como sea, eres el malo de la película. Mal asunto.

El caso es que un acuerdo político acerca de un tema para no hacer descarrilar un proceso de paz no supone una noticia. Es de dominio público, su trascendencia no altera las negociaciones entre los partidos y busca un único fin mediático: provocar en los lectores la reacción de "¿ves? Si ya lo decía yo". No sería muy creíble que un dirigente del Gobierno y un pistolero de ETA respondieran de la misma manera a la cuestión de qué hacer con los presos. Lo noticiable sería, precisamente, que estuvieran de acuerdo.

Una noticia se fabrica a partir de un hecho previsible, dándole apariencia de hecho investigado. Yo puedo tener la sospecha, por ejemplo, de que más del 90% del maíz consumido en España es transgénico. No necesito entrevistas en exclusiva ni fuentes protegidas para confirmar esa información: basta con teclear "maiz transgenico animal españa" en Google y obtendré la confirmación (en concreto, es un 98%). Pero si a partir de ese dato, del que es legítimo informar, solicito varias entrevistas telefónicas de confirmación y cito respuestas textuales con la coletilla de "según un destacado dirigente" o "en opinión de fuentes cercanas", entonces estaré fabricando una noticia.

La excepción: cuando esa sospecha, aun manifestada y siendo de dominio público, ha sido negada con auoridad o con repetición. Si hay pruebas que demuestren la sospecha, y si alteran de forma fundamental el destino de una sociedad, la obligación del periodista es darlas. Aunque ponga en juego a sus fuentes. Aunque ponga en entredicho su futuro. O su vida. Alguien dirá, ¿pero no es lo que lleva intentando más de dos años Pedro J. con el 11-M?. Así es, con el agravante de que está utilizando esa técnica para demostrar una conexión islamoparanoidetarra que, según pasan las semanas, está cada vez más lejana de la realidad. Y lo sabemos nosotros. Y lo saben él y sus secuaces que firman piezas de mal periodismo vestido de grandes exclusivas.

Hablando de pedrojetes y demás, la portada de El Mundo tampoco tiene desperdicio. Es casi pueril: aprovecho una circunstancia para insultar al enemigo.













Cualquier lector intuye para qué no es "competente" Garzón, pero informar así es una falta de estilo. Así que hoy optaré por el ContraTitular cómico. Que no es que me entusiasme, pero a veces, por cansancio del periodismo que se edita en este Madrid, es el mejor para no cortarse las venas informativas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberías acostumbrarte al contra/titular cómico, pues como no tienes, de momento obligaciones corporativas, los resultados serían (posiblemente) para ti y para los que te leemos mucho más divertido (menos profesional, si me entiendes). Hoy y sin tu permiso, espero que no te importe, he colgado tu contra/titulares al lado de un montaje que había servido “192 muerte 192 mentiras”
Saludos

Alfonso Piñeiro dijo...

No sólo no me importa sino que me siento muy agraciado de poder compartir contigo y con 192 en la blogosfera.

La línea cómica de los CT es una buena opción, pero hay que tener cuidado pues puede llevar a caer en cierto descuido. No obstante, en esta línea recuerdo algunos casos que dieron muy buen resultado, cuando aún no había puesto en marcha este blog y enviaba ContraTitulares por e-mail.

Un saludo