miércoles, enero 18, 2006

Respeto a la cláusula de la honestidad

De nuevo coincidencia en los cuatro diarios de pago editados en Madrid, y de manera excepcional, sin demasiada carga editorializante en los titulares. Cuando la noticia de por sí es lo suficientemente clara, y sobre todo cuando casa con la línea editorial de los medios que organizan más bronca, se respeta hasta cierto punto la cláusula de la honestidad profesional, ya desestimado para siempre el mito de la objetividad.

El juez prohíbe el congreso de Batasuna
y suspende su actividad otros dos años
(El País)

El juez ordena al Gobierno vasco que
impida todos los actos de Batasuna
(El Mundo)

El juez prohíbe la asamblea de Batasuna
y exige al Gobierno vasco que la impida
(ABC)

El juez prohíbe el congreso de
Batasuna por «ser parte de ETA»
(La Razón)

Todos cuentan más o menos una parte de verdad de la misma noticia, continuación de la principal de ayer: la resolución del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, a propósito del congreso organizado para el próximo día 21 en el Bilbao Exhibition Centre de Baracaldo (Vizcaya), detrás del que presuntamente está la formación política ilegalizada Batasuna.

Cierto que la elección de unos u otros verbos o construcciones no son casuales. El «impida todos los actos» de El Mundo frente al «suspende su actividad» de El País, indica el grado de entusiasmo con el que se transmite la noticia. Pero ninguno de los cuatro medios exagera, o por el contrario disminuye, la información. Sí me ha llamado la atención la distinción entre asamblea y congreso, si existe, ya que parece que se utilizan de manera aleatoria.

Mi excursión de hoy al DRAE despeja la duda y recomienda apostar por el término asamblea, si tomamos por buenas algunas acepciones, más indicadas que las regladas y aceptadas por los académicos para el término congreso; sin embargo, la palabra adecuada desde un punto de vista etimológico sería congresos, que procede del latín «congressus», cuyo significado es «reunión», mientras que asamblea procede del francés «assemblée». Por tanto, duda despejada, ya que sí parece que el uso de una u otra palabra es acertado: para utilizar un castellano preciso y actual, el término apropiado sería «asamblea»; para un significado global de la palabra, amparándonos en el origen latino de la misma, se puede utilizar «congreso».

Hoy no da para más este congreso de ContraTitulares. ¿O era asamblea? Ya no recuerdo.

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