lunes, enero 02, 2006

Profesionales resentidos

Los profesionales son los primeros resentidos por las encuestas políticas. El descrédito que sufren se debe a varios factores, pero entre ellos el más importante es que se trata de sondeos "de encargo", pseudoencuestas de mercenario en las que el deseo se maquilla con realidades más o menos trucadas. Siempre se afirma que las encuestas mienten, que los sociólogos manipulan, que los periodistas tragan… No falta razón. Pero en primer lugar, habría que matizar, son determinados intereses editoriales los que obligan a imaginar respuestas ciudadanas, alterar el resultado global, y a “comerse” la tostada a la hora de escribir en el periódico.

Sólo así se entiende que estos dos titulares de prensa estén publicados en la misma ciudad, la capital de las varias Españas, Madrid:

Zapatero encara la mitad de
su mandato con sólo un
punto de ventaja sobre el PP
(El Mundo)

El PP ganaría las elecciones con
más de seis escaños de ventaja
(La Razón)

¿En qué quedamos? Por otra parte, otros profesionales resentidos hoy serán los que fumen. El titular de ABC conduce a una pequeña amonestación, no contra el titular en sí, sino contra toda una línea editorial. Quien haya seguido al más que centenario rotativo en las últimas semanas, sabrá que ha utilizado como frente de batalla contra el Gobierno la ley antitabaco, ya en vigor. En parte, por oposición a todo lo que sea el gobierno; en parte también, porque una buena porción de sus lectores son fumadores de los de antaño, de copa, café y puro, de señorito andaluz o castellano, de cuadro superior con billetera abultada. De hecho, la Tercera de hoy lleva por título “El arte de fumar” (la Tercera es el tradicional artículo a toda página que ABC publica, precisamente, en su tercera página). De ahí que se vincule a esa línea editorial el titular de hoy:

«Necesitamos una norma contra el
alcohol similar a la del tabaco»


Es decir, una de las quejas habituales de los fumadores: «Y el alcohol, qué. Es mucho más pernicioso». Bueno, pues cuando uno se acerca a ver quién ha pronunciado la frase destacada por ABC, con la idea de que será algún pensador afín al diario, se encuentra con que la entrevista de la que se extraen esas palabras es, ni más ni menos, a la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado. Entre ese titular, el personaje entrevistado, y el título de la Tercera, surge la pregunta: ¿de parte de quién se pone el diario?

El País aborda la misma cuestión, la ley antitabaco.

La ley antitabaco supera su primer día
con un alto grado de cumplimiento


Debo llamar una vez más la atención sobre el epíteto, el adjetivo calificativo “alto” por delante del sustantivo “grado”. En este caso entiendo que es correcto el uso, puesto que un grado de cumplimiento sólo puede ser alto, ya que de ser bajo nos encontraríamos, de facto, ante un incumplimiento. No obstante siempre es recomendable la fórmula inversa: “grado de cumplimiento elevado”, ya que “grado alto” o “grado de cumplimiento alto” provocan cacofonía por concatenación de vocales abiertas “o/a/o”. Resulta curioso, por último, que coincidan en la expresión “prueba de fuego” El País, en su subtítulo y en su edición digital, y El Mundo, en su edición digital, al referirse al primer día sin humo en los puestos de trabajo.

Por cierto, el autor de este blog fuma. ¿Es fumador? No, fuma. ¿No es lo mismo? No, oiga, por cierto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé que fumas y que yo no fumo, aunque fui fumador durante muchos años y cuando lo dejé, fue gracias entre otras cosas a que asumí que era “fumador” y tenía que dejarlo, pero bajo ningún concepto mis pensamientos en voz alta, pretenden ir ni a favor ni en contra del hábito de fumar.

Pues como a estas alturas ya debes saber, lo que a mí me gusta es buscarle la punta a porqué tanta parafernalia obligando a la gente a dejar de consumir un producto comercial, que según las autoridades sanitarias es perjudicial y mata.

Un producto comercial, que es pernicioso porque contiene varios componentes que son cancerígenos y otros (o los mismos) que son adictivos. No sería mucho más fácil, civilizado y más democrático, obligar a las empresas fabricantes de ése producto a eliminar dichos componentes cancerígenos y adictivos.

Seguramente las empresas fabricantes, perderían ventas y el estado impuestos, pero no es, según ellos la finalidad de la prohibición, que la gente fume menos. A la larga un producto perjudicial y que no tuviera el alto poder de adicción que tiene el tabaco, desaparecería.

Saludos

Anónimo dijo...

No seria mejor subir el precio del tabaco, hasta hacerlo un producto de lujo.

Alfonso Piñeiro dijo...

Tampoco estoy seguro de que obligar a eliminar determinadas sustancias fuera lo más apropiado. Sería una especie de ley seca aplicada a la nicotina, y ya sabemos cómo acaban las leyes secas. Además de que buena parte de lo más pernicioso del tabaco está en el papel.

Yo lo que hago es diferenciar entre quienes fuman por compulsión y quienes fumamos (o al menos eso creemos) por placer. En ese sentido, ironías de la vida, parezco más próximo a un lector de ABC, pero sin la aureola de prepotencia del fumador español de puro habano con copita de Castellana. Que el tabaco es malo malísimo lo sé de sobra. Pero también sé que no fumo por necesidad, o al menos no sólo, sino también porque disfruto jugando con el humo, ciertos aromas, y hasta con los miles de movimientos que puede generar un cigarrillo que se mueve intencionadamente en tu espacio más cercano. Lo que sí es cierto es que cada vez es más incómodo, si asumes la plena conciencia de no molestar a nadie. Si buena parte del acto de fumar es como acto social, y en sociedad eres repudiado, buena parte de tus cigarros se van al traste. Pero siguen siendo compañía perfecta para estudiar titulares, componer un poema, o deleitarse con una canción o una pieza clásica. Al menos, por ahora.